miércoles, 19 de septiembre de 2007

El “error” de Irak

Estoy hasta las bolas de los periodistas y parlanchines televisivos que se pasan la vida criticando la política exterior de Bush, insinuando que el ilustre presidente ha cometido “errores graves” al meter a la nación americana en un “nuevo Vietnam”. El asunto donde más les gusta regodearse es en la supuesta “falta de planificación” para encargarse de Irak tras la caída de Saddam.

No gente. Bush no ha cometido errores. Dios, en su infinita gloria, jamás permitiría que su elegido metiera la pata de una manera tan atroz como dicen quienes lo critican. Es más, me parece una falta de respeto criticar a Bush, sabiendo que fue puesto ahí por el mero Cosmocreador. En fin, que si alguien tiene algo en contra de Bush, entonces que se atreva mejor a ir al grano y criticar a quien lo puso en el poder, o sea a Dios.

La falta de planificación en Irak fue precisamente debido a que no hacía falta planificación alguna en ese sentido. El único plan que hizo falta fue fabricar una excusa para poder invadir a un país, saquearlo, provocar una guerra civil entre los árabes locos que viven en él, y llenarle los bolsillos a una infinidad de corporaciones subcontratadas relacionadas estrechamente al partido republicano, entre ellas Halliburton y la maquinaria industrial americana productora de bombas y cohetes-mata-infieles.

Total, que las armas de destrucción masiva terminaron apareciendo. Le cayeron a los iraquíes desde el cielo.

¿Que no hubo plan para Irak? Ohhh sí, sí que lo hubo.

Y que sea el Señor bendecido en su infinita gloria!

Senador de Nebraska demanda a Dios por actos terroristas

Al senador Ernie Chambers parece que no le agradan mucho las reuniones mañaneras en el Capitolio para invocar al Todo Poderoso. Si como dicen los teístas, nada ocurre bajo el cielo que no sea permitido por la voluntad de Dios, entonces es lógico concluir que todas las calamidades, incluyendo los actos terroristas ocurren en última instancia porque concuerdan con la voluntad de Dios.

Bush lleva casi 8 años intentando mezclar Estado y religión. El comentario mas relevante fue que Dios le había dicho que invadiera a Irak porque era parte del "eje del Mal". Si Dios ordenó la guerra de Irak, entonces debe pagar por su crimen. Ahora quiero ver cómo los republicanos intentarán restarle importancia a la demanda de Chambers, alegando que hay separación de Iglesia y Estado.

No sé qué pretende Chambers. No sé hasta dónde quiere llegar. Quizá su meta sea probar que en Estados Unidos se ha llegado ya al absurdo donde cualquiera puede demandar a cualquiera por cualquier razón. Si ya podemos demandar a las compañías (corporations) como si se tratara de ciudadanos o personas, entonces ¿por qué no podemos demandar a los dioses? Será interesante ver, si el caso prospera en lo civil o lo penal. Si Dios saliera culpable, ¿quién tendría que pagar daños y perjuicios? ¿Vaticano Inc.? ¿Los supermercados evangélico-pentecostales? ¿Quién tendría que ir a la cárcel? ¿El Papa? ¿El cura de la parroquia local?

¡Aplausos a Ernie Chambers por llevar el asunto a su conclusión lógica! Demandar a Dios por psicópata, y poner a parir a todas las ratas que se lucran predicando al dichoso fantasma.

martes, 18 de septiembre de 2007

América: La epidemia de los chichos

Toda la vida he sido un flaco injillío. Y encima acomplejao. Siempre odié ser flaco. No importa cuánta comida, dulces, chocolates o pan tragara, mi peso no cambiaba mucho. Y cuando ganaba algo de peso era todo en la barriga. Y a la primera cagada que daba lo perdía todo. No podía siquiera llenar mi barriga de grasa, sino de pura mierda comprimida. Se puede decir que siempre fui flaco, salvo en una ocasión: cuando fui a Estados Unidos.

Para las navidades de 1997, estaba yo todo contento porque iba a visitar a una ciberjevita que tenía en Florida. Y ese mes que pasé con ella allí aumenté alrededor de 20 libras. Sé que suena increíble pero las fotos están ahí de evidencia. No era sólo de felicidad que aumentaba, y de las galletitas de macadamia que me hacía la suegra, sino que el 90% de lo que comíamos era fast food. Y cuando comíamos en su casa, lo que había eran pizzas o burritos congelados. La única ensaldada que consumíamos era la que estaba entre los panes de los Big Macs y los “siete pisos” de Taco Bell.

La gordura no es motivo de relajo. En EEUU se está convirtiendo en la mayor epidemia de todas. La revista Time de esta semana (sept 10, 2007, p. 10) acaba de publicar los resultados de un estudio (Trust of America’s Health) que se hizo en los 50 estados de la nación. Los resultados son alarmantes. Escúchenlo bien: Dos tercios de los americanos adultos están sobrepeso u obesos. Y presten atención: en 32 estados el 60% de la población (incluyendo adultos y niños) están sobrepeso u obesos. El año pasado los niveles de gordura subieron en 32 estados, y no descendieron en ninguno!

Los puertorriqueños debemos echarle ojo a estas estadísticas porque nuestro modelo social a imitar es exclusivamente el modelo gringo. A los boricuas nos encanta pensar que en el planeta sólo existe PR y EEUU, y que no hay alternativas al McDonald’s y el Taco Bell. Los americanos nos han enseñado a adoptar la cultura del carro. Si la farmacia está a la vuelta de la esquina, hay que coger el carro. Si hay que ir al colmado a comprar leche: el carro. Si te faltan cigarrillos: el carro. En fin, que la gente no camina ni medio kilómetro al día. No gasta energía. Y así suben alrededor de tu pansa los chichos, las lonjas, las lorzas, las llantas, las gomas Goodyear, o como le llames en tu país.

Encima las ciudades son construidas al estilo americano, con los suburbios por un lado y los centros comerciales por otro lado, de modo que te obligan a coger el carro para todo; un ejemplo perfecto de mala planificación urbana. En este punto deberíamos aprender de los europeos. Pero no, que va! Para los boricuas Europa ni existe! Lo único que sabemos es que en ese continente una vez hubo una madre patria llamada España, y que los gringos tuvieron que ir allí a bajarle los pantalones a un tal Hitler.

La mayoría de los puertorriqueños quieren formar parte de EEUU, y sin darse cuenta van convirtiéndose en copia de la nación de los gordos. Y hey, esto no ha sido una mutación genética. Nuestros genes son los mismos que hace 100 años. Nuestra gordura colectiva se la debemos al estilo de vida americano, eso de lo que nos vanagloriamos tanto. Antes comíamos serenata de bacalao y ahora Filet-O-Fish. Antes comíamos panapén con aceite de oliva, y ahora una buena bolsa de papitas Lays todos los días en el almuerzo. A los mexicanos les está ocurriendo algo parecido. Después de los 30 años comienzan su tranformación en barriles de tocino.

Cuando regresé a Puerto Rico de aquellas vacaciones navideñas en gringolandia, mi familia no me reconoció en el aeropuerto de lo barraco que llegué. Mi papada se llenó al grado que mi barbilla desapareció. Mi barriga se infló tanto que subí como 3 tallas de pantalón. Me salieron unas tetas que cuando me sentaba a cagar me tocaban las rodillas. Pero esta vez no me podía deshacer de la pansa a base de cagadas. Era una pansa de averduras, the real thing! En fin, que la gente se preguntaba “¿Quién carajo ese gordo que va por ahí?” Y el gordo era yo, coño.

A las dos semanas rebajé las 20 libras (créanlo o no), y volví a ser el mismo flaco injillío de siempre. Pero durante ese tiempito pude experimentar lo que era ser gordo. Me asfixiaba subiendo escaleras. No podía jugar con mi perrita por el piso. Me dolía la espalda. Y sobretodo: no había manera de esconder aquellas tetas. Total, que aquello fue un infierno. Y me dije, a esos lares no vuelvo más.

Y así fue.

sábado, 15 de septiembre de 2007

The Corporation - un documental irreverente que tienes que ver

¿Quieres conocer a los dueños del mundo?

¿Quieres saber cómo piensan los capitalistas multimillonarios?

¿Quieres saber cómo esos hijos de puta lavan su conciencia y logran conciliar el sueño?

¿Quieres saber por qué Bush ganó dos veces la presidencia?

¿Quieres saber por qué y cómo se celebró en Wall Street la invasión de Irak?

¿Quieres saber el significado de la palabra "accionista" y su repercusión en tu vida?

¿Quieres saber cómo las cadenas de noticias filtran y manipulan la información?

¿Quieres saber cómo las farmacéuticas han patentado tu ADN?

¿Quieres saber qué vales dentro del sistema?

Tienes que ver The Corporation. Uno de los documentales más completos sobre el funcionamiento del corrompido sistema capitalista moderno en todas sus facetas. Incluye aportaciones de Noam Chomsky, Michael Moore, y la opinión de muchos CEOs de multinacionales que nos dejan boquiabiertos.

Lo mejor de todo: ES GRATIS. Lo peor: casi nadie lo conoce.

Puedes descargarlo en www.thecorporation.com

Los subtitulos en español estan aqui:

http://www.opensubtitles.org/es/download/sub/3132441 (no lo he verificado)

España se desertiza...

...mientras EEUU y Japón sabotean intentos para alcanzar un presupuesto para detener el problema.

Madrid. La cumbre de la ONU para prevenir la desertización resulta un fracaso.

Leer:

http://afp.google.com/article/ALeqM5gUfzTuzzc7bLD15sL5WUiraQq4vA

http://www.prensalatina.com.mx/article.asp?ID=%7B8E3D3349-C0A5-4872-9F1E-53FF989843F5%7D&language=ES

Pronto necesitaremos camellos para visitar la Alahmbra.

lunes, 10 de septiembre de 2007

Multinacionales: nuestro cáncer social

Si existe una enfermedad aterradora esa es el cáncer. Quizá lo peor del cáncer es que se trata de un daño que el cuerpo se auto-inflige. Las células en alguna parte del cuerpo comienzan a crecer desmesuradamente. Crecen y crecen, sin tener un propósito, sin importarles el equilibrio del sistema. Crecen hasta que te matan.

En el mundo contemporáneo también tenemos nuestros cánceres sociales. Uno de ellos son las llamadas “multinacionales”. Desde hace mucho tiempo me he preguntado qué es lo que hace a los dueños de estas compañías querer crecer y crecer. ¿No les bastan los millones que ya tienen asegurados en su banco? Desde mi humilde e inocente cabecita, se me ocurre pensar que una vez una persona vive ya como rico, tiene éxito económico, sus yates, sus mansiones, ya debería decir “hasta aquí llegué”. Pero con las grandes empresas sucede lo contrario. Vemos por ejemplo las cadenas de fast food como McDonald’s o software Microsoft, y no nos queda remedio que interpretar sus ansias de crecimiento y expansión como una verdadera aspiración a conquistar el mundo. La política de McDonald’s parece ser: “Que no haya un solo pueblo del mundo que no tenga un McDonald’s” Ya en Estados Unidos la meta parece haberse ampliado a: “Que no haya un solo semáforo en el cual no puedas encontrarnos.”

Si una frase caracteriza a las multinacionales es: CRECE O MUERE.

¿No nos suena esto parecido a una filosofía cancerígena?

Por muchos años se me ha explicado que lo que sostiene las ansias de expansión en las multinacionales es la avaricia. La gente es tan materialista, que una vez tienen un billete quieren dos, y así sucesivamente pero a nivel macro. Pero bueno, esto es obvio. Así somos los seres humanos. Lo que no se suele mencionar son las causas concretas que impulsan esa avaricia. Aquí no voy a discutir todas. Tampoco soy un experto en la materia. Pero les voy a mencionar una de las causas mayores: el mercado de valores.

La mayoría de las multinacionales cotizan en las grandes bolsas de valores. Esto quiere decir que hay accionistas. Personas que compran “partes” de la compañía. Sin el dinero de los accionistas la compañía desaparece. Como todos sabemos, el valor de las acciones fluctúa. Si el valor de las acciones de una compañía de repente se desploma, la compañía está destinada al fracaso. La manera en que las empresas se aseguran de que esto no les ocurra es expandiéndose. Si yo tengo una cadena de supermercados, la mejor forma en que puedo asegurarle a los accionistas que vale la pena invertir en mi empresa, es mostrándoles que tengo una compañía fuerte. Y la mejor manera que se demuestra eso es abriendo nuevos supermercados. Estas expansiones no sólo generan más ingresos, sino que suben el valor de las acciones y atraen más accionistas.

El problema ocurre cuando el nivel de ganancias se estanca. Supongamos que el año pasado la compañía X tuvo un margen de beneficios de 200 millones de dólares. Puras ganancias. Si este año X hace 150 millones de dólares en ganancias, a los ojos de los accionistas eso aparece como una “pérdida”. En realidad no ha habido pérdida alguna. Pues hay 150 millones de dólares entrando. Pero esto no es suficiente. “Algo” está ocurriendo con X…algo que “huele mal”. Esto hace dudar a los accionistas, y hasta los espanta. Si X no logra superar el año entrante los 200 millones entonces estarán en serios aprietos. Así pues el objetivo de las grandes empresas no es generar ganancias, sino generar más ganancias que ayer para mantener felices a los accionistas. La única manera en que esto se puede sostener es expandiendo la empresa, aunque el precio a pagar sea catastrófico.

La mejor manera en que una compañía consolida su base de accionistas es dando el salto a otros países. Es ahí donde nace la “multinacional”. La mayoría de las empresas multinacionales están centradas en países del primer mundo. Cuando dan el salto, lo hacen sabiendo que los costos de producción en el tercer mundo son muchísimo más bajos; lo que les reporta un mayor margen de beneficios anuales (y más contentura para los accionistas.) Por eso las multinacionales, siempre que pueden, no esperan mucho a sustituir la mano de obra nacional por la extranjera. Así miles de empleados del país original se van a la calle, pues con el salario de uno solo puede pegarse el de veinte en otro país. No es que la empresa sea mala. Sino que para sobrevivir debe alcanzar ciertas cifras por los medios que sea. Crece o muere. La empresa no quiere morir. Así que crece.

La mayor desgracia le ocurre a los países tercer mundistas. Las multinacionales saben que en éstos es fácil explotar a los trabajadores, porque los gobiernos locales ven su presencia como un alivio al desempleo. Mientras más fábricas extranjeras haya, menos personas sin trabajo con las que lidiar; aunque su salario sea una miseria. Aunque la empresa siga haciendo millonarios a unos pocos dirigentes. Esto es lo que está ocurriendo ahora mismo en China o Tailandia. Esta situación afecta también a los niños. Por ejemplo, el vasito de café tan rico que te tomas a 5 dólares en un Starbucks, paga todo el café que un niño en Etiopía recoge a lo largo de un mes intenso. Y encima Starbucks dice que el café que compra es caro.

El medio ambiente también sufre las consecuencias de las multinacionales. En países africanos o asiáticos es muy fácil violar todas las leyes que protegen el medioambiente extorsionando con unos pocos dólares a los funcionarios de turno.

Otra práctica de las multinacionales consiste en acaparar la producción local de productos. Por ejemplo, digamos que un agricultor de papas en Idaho recibe $2 por cada saco. El primer año Burger King le hace un pedido millonario de papas. Al año siguiente también. El agricultor se ve obligado a contratar más mano de obra, comprar equipo de modo que pueda suplir la demanda de Burger King. Muy bonito todo. Hasta que un día Burger King llega y le dice que de ahora en adelante le comprará el saco de papas a $1.50. El agricultor se encojona, pero acepta. Tendrá que despedir unos cuantos empleados locales, y contratar un montón de inmigrantes ilegales que los sustituyan cobrando un salario mísero. Pero está bien. Aquí no ha pasado nada. Al año siguiente, Burger King le dice al agricultor que comprará el saco a $1. El agricultor entonces se da cuenta que si acepta no podrá pagarle ni siquiera a sus empleados ilegales, no podrá sostener el negocio y tendrá que cerrar. Entonces Burger King le da la solución: “Te compramos tus tierras, y te las arrendamos.” Poco después el agricultor se ve sembrando papas y pagándole a Burger King por cultivar un terreno que una vez fue suyo. (No digo que Burger King haya hecho esto en concreto, sin embargo es el tipo de práctica que las multinacionales llevan a cabo, y también muchos supermercados nacionales.)

Muchas veces no son las empresas famosas reconocidas las que se encargan de tragarse a las empresas pequeñas. Hay intermediarios que hacen ese trabajo sucio. Por ejemplo a los ganaderos americanos les ha pasado esto. En EEUU quizá existen solo unas cinco super compañías que se encargan de distribuir la mayor parte de la carne de res a todo el país. Con los pollos es peor, porque el monopolio de Tyson es casi absoluto. Esas empresas se dedican a hacerle la vida imposible a los ganaderos locales, de modo que se vean obligados a venderle sus tierras, fincas, cabezas de ganado, mataderos, etc. Esto le reporta a las mega distribuidoras de carne un margen enorme de ganancias, y le permite venderle a las cadenas de comida basura la carne en un menor precio. Así que a McDonald’s no le supone gran gasto ponerte en el hamburger un cuarto de libra o una libra entera. De hecho, McDonald's gasta más dinero en Coca-Cola que en carne. El asunto es atraer a los consumidores de la manera que sea, y multiplicarlos, indoctrinarlos desde que son niños con el payaso satánico ese de los cojones. (Los estragos que causa este sistema asqueroso capitalista han sido recogidos en el libro Fast Food Nation de Eric Schlosser.)

Así pues, la próxima vez que veas en las noticias la sección de economía, y veas las cifras del Dow Jones, Ibex 35, esos rápidos numeritos moverse de derecha a izquierda, piensa que no es chino, ni tampoco simbolitos indescifrables estilo The Matrix. Son los números que marcan el futuro del medio ambiente y de la humanidad. Son los números del cáncer social que nos arropa. Los números que marcan el imperativo: Crece o muere. Un círculo vicioso al que difícilmente hallaremos salida, hasta que el “crece” deje de ser una opción.