lunes, 4 de abril de 2011

¿Libertad de expresión o provocación?

Están ocurriendo muchos eventos que nos obligan a reflexionar sobre el asunto de la "ofensa de sentimientos religiosos".
A nadie le gusta que otros se burlen o rian de sus creencias. Por eso es absurdo que católicos santurrones asistan a obras de teatro sabiendo de antemano que se dirigen a un público no religioso. Eso es BUSCÁRSELA! Y por eso merecen que los manden al carajo. Si me asquea un bautizo, pues no asisto. O esperan que me vaya a denunciarlos a un tribunal porque me han "herido mis sentimientos ateos"?  Beatos ofendidos, váyanse a la mierda con su hipersensibilidad masoquista.

La parodia y la burla, son una necesidad. Si somos incapaces de aceptarlas, es que tenemos un problema serio de autoestima, y quizá nos tomamos demasiado en serio. Pero hay que notar que existe una diferencia entre lo que es libertad de expresión y una provocación. Y creo que todos somos bastante listos como para distinguir entre ambas.
También tenemos el tema de la quema del Corán. Si tenemos que protestar contra la religión quemando sus libros, entonces vamos por mal camino. Recordemos que la quema del Corán en Florida la han hecho cristianos fundamentalistas. El fuego y los libros ya tuvieron una historia bastante larga. No apoyemos estas iniciativas, vengan de quien vengan. Recuerden lo que significa ser un libre pensador. Para ser libres hay que tener TODAS las opciones disponibles, incluyendo las fábulas.  Los libros religiosos no deben ser destruídos. Deben permanecer, para que en un futuro nos demos cuenta de las imbecilidades tan grandes que nuestra especie fue capaz de inventar.
 Es evidente que la quema de libros consiste en una provocación pura y dura por parte de fanáticos. Por eso lo anuncian y lo graban para que aparezca en televisión. Esto impide cualquier posibilidad humana de diálogo. Quieren joder! Ni siquiera les interesa convertir a los musulmanes en cristianos. Quemar un libro es un acto de orgullo que llena temporeramente su ego de una sensación de poder. Y tras esas endorfinas es que van estos decerebrados.

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