jueves, 12 de febrero de 2009

Darwin - El más irreverente de los científicos


Darwin cumple 200 años de haber nacido...

Aquí en el Rincón del Irreverente debemos hacer mención al científico que puso patas arriba casi dos mil años de creacionismo. Imaginemos cómo cayeron sus ideas en los oídos de los religiosos. Una vez sintetizada con los conocimientos genéticos de Mendel, el mundo científico pudo plantear lo que hoy conocemos como teoría de la evolución.

Contrario a lo que la Biblia decía, el ser humano era sólo una especie más en la larga cadena evolutiva. Una especie que compartía ancestros comunes con el mono.

Lo importante a resaltar en Darwin es que ofreció una explicación racional para el origen de la especies, que hasta la fecha —a pesar de las modificaciones—, sigue siendo un pilar contundente e imbatible. Darwin no sólo arrasó con el creacionismo bíblico, sino también con la idea de Platón de un mundo basado en modelos eternos y estáticos (Formas o Ideas); concepto heredado por los teólogos medievales quienes los llamaban universales.

La Biblia enseñaba un mundo con especies fijas, inmutables. Darwin demostraba la capacidad de transformación de esas especies mediante la adaptación al medio ambiente. Nunca hubo un Adán ni Eva.

¿Que hace a Darwin especial? Su honestidad intelectual. Su capacidad de poner la razón y la ciencia sobre sus propias ideas preconcebidas. Antes de abordar el Beagle, Darwin pensaba que el mundo había sido creado por Dios. Pero su ojo agudo y su mente brillante lo llevaron a apreciar detalles en la naturaleza que nadie había notado de la misma manera. Era evidente que entre la Biblia y las evidencias empíricas, algo no cuadraba.

Darwin se atrevió a hablar. El origen de las especiesera un limón amargo para el clero. Al principio no fue escuchado. Fue condenado por blasfemo. Aquellos que lo rechazaron fueron olvidados. Pero hoy, doscientos años después de haber llegado al mundo, continuamos hablamos de él como uno de los más grandes científicos de todos los tiempos. Un científico verdaderamente irreverente.

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