miércoles, 25 de julio de 2007

Cómo llegué a ser ateo (parte 2)

(viene del post anterior)

La manera en que una persona "se hace" atea puede revelarnos mucho sobre lo que significa el ateísmo. Hay muchas razones posibles para llegar a ser ateo. Podemos citar por ejemplo, la rebelión típica de la adolescencia, y muchas otras más. Sin embargo aquí sólo voy a hablar de mi experiencia. ¿Cómo llegué a la conclusión de que era ateo?

Cuando tenía 20 años mi mente contenía un set de creencias muy específicas. Ahí dentro se encontraban todas las deidades judeocristianas (Trinidad, santos, ángeles, arcángeles), además de todas las deidades que había conocido de otras religiones, como el hinduismo y el budismo. Mi cabeza era un nído de eclecticismo religioso. Yo había comenzado a acumular ese bagaje de "dioses" desde que mi madre me enseño a rezar el "ángel de la guarda". Fui un teísta indoctrinado pasivamente, pero también activamente, pues yo busqué conocer otras religiones, y entre los 15 y 20 años acepté muchas doctrinas como verdaderas (karma, reencarnación, y más).

En mi caso, el proceso por el cual me hice ateo se vincula al estudio de los orígenes de mis creencias. Es importante subrayar, que la intención que me llevó a estudiarlos, no fue para probar que eran creencias falsas. ¡Yo creía que eran ciertas! De hecho, yo no tenía idea de que terminaría siendo ateo. Cuando estudié el origen de mis creencias, lo hice por curiosidad, por querer comprender mejor lo que yo decía creer. Y vaya sorpresa que me llevé.

Afortunadamente para mí, los escritos que llegaron a mis manos, no eran todos textos oficiales aprobados por los religiosos. Pude leer libros escritos por historiadores independientes y más o menos objetivos. Esto es de vital importancia, pues cuando una persona quiere desarrollar el pensamiento crítico, es necesario someterse a opiniones contrarias. Si eres alguien que sólo escucha un lado de la historia, si te conformas con oir sólo una versión de los hechos; entonces tu mente no será jamás una mente crítica. Hacen falta los contrastes. Y bien que los tuve.

No quiero alargar mucho el asunto de cuáles fueron los elementos que despertaron en mi cabeza la alarma. Sólo basta con decir que la información que encontré fue lo suficientemente contundente para convencerme. Convencerme de que el cristianismo, como sistema religioso, fue un fraude desde sus inicios y continúa siéndolo. Así mismo los estudios me convencieron de que el resto de las creencias que yo poseía, como karma y reencarnación, eran igualmente fabricados.

Mi llegada al ateísmo puede resumirse como un lento proceso por el cual las fuentes de mis creencias fueron siendo, una tras otra, desacreditadas. En el momento en que empecé a ver a quienes predicaban mis creencias como mentirosos, comencé a desechar todo lo que me habían enseñado como verdadero. Esto fue un periodo que duró alrededor de 3 años; como entrar a una casa abandonada, que nadie ha abierto en décadas, e ir detectando mierda, mierda muy escondida, limpiándola con Clorox. Entre las mentiras que debí limpiar se encontraba la idea de pecado original, la idea de que los homosexuales son seres malignos, la idea de que hay un solo dios verdadero, la idea de que existe un infierno, y muchas otras más. (Pero esto es materia para otro blogazo). En fin, la limpieza no sólo incluía descartar supersticiones y la creencia en dioses, sino toda una serie de prejuicios anexos a las religiones; prejuicios que son la causa de que el mundo esté tan jodido como está.

El día en que esas creencias específicas que me habían metido en mi hard disk cerebral, fueron eliminadas con el anti-virus del conocimiento; el día que esas creencias desaparecieron, fue el día en que me di cuenta que era ateo. No me hizo falta negar la existencia de ningún dios o dioses. Hasta la fecha, aun no me ha hecho falta decir "Dios no existe". El convencimiento de que soy ateo, no proviene de que yo sepa que dios no exista, sino de que sé que dios no existe en mi vida. Y de eso debe tratarse esto, del convencimiento individual, que no intenta imponerse a nadie. Si mañana alguien viene y me dice que su dios es real, ¿quién soy yo para refutarlo? Esa es su verdad interior. La respeto, siempre y cuando no me quieran imponer ese criterio. (Por eso defiendo la completa separación de Iglesia y Estado. Si a los religiosos no le gusta oirle el pico a los ateos, ¿entonces por qué tenemos que oirles el pico a ellos?) Si los dioses existen de hecho, objetivamente, en el mundo real, eso es un asunto que no me compete, y que me tiene sin cuidado, y le dedico el mismo tiempo que al asunto de la existencia de los Pitufos. El que quiera probarme que existe algún dios que saque las evidencias, y luego que se atenga al bombardeo de mi escepticismo.

Soy ateo, pero mi ateísmo no es un modo activo de pensar (mi escepticismo sí lo es). El ateísmo no es una doctrina que tenga unas reglas de cómo debemos ver el mundo. Cada ateo es un continente separado. Cada uno tiene sus razones para descreer. Así pues, las acciones que hago, las ideas que pienso, jamás las hago en referencia a mi ateísmo. No defino mi vida respecto al teísmo o la falta de dios en ella. Mi ateísmo es sencillamente una carencia de creencias. Una oportunidad para construirme a mí mismo, en base a mis propios criterios y no los que otros me predican; un estado donde los dioses se vuelven irrelevantes, al grado que se extinguen, del mismo modo que le ocurre a un niño cuando descubre que Santa Claus no existe. Así como nadie se define por su falta de creencia en Santa Claus, yo como ateo tampoco me defino por mi falta de creer en Dios. El ateo se define por lo que hace como individuo. (Otro tema para blogazo.)

Dado que el ateísmo no es una doctrina que se pueda predicar, el único propósito que surge en mi vida respecto a mi condición atea es limpiar la mala imagen que los religiosos han creado sobre los ateos. Comenzando por aclarar que no todos los ateos niegan la existencia de sus dioses. Lo que todos sí podemos hacer es AFIRMAR que los dioses no son necesarios para vivir una vida digna, llena de valores y aspiraciones. Los dioses tampoco son necesarios para que vivamos con principios morales como el respeto a los demás y el amor. ¿Dónde está la prueba de esto? La prueba de esto debe encontrarse en los ateos mismos. Ese es nuestro reto.

9 comentarios:

Xanatos dijo...

Gracias por compartir tu historia, la encontre muy interesante. Es tan bonita la idea de el paraiso despues de la muerte y que solo las personas "buenas" tendran acceso al mismo, pero la realidad es que es una fantasía. Me molesto cada vez que escucho alguien decir que ayuda a x persona por que Dios le devolvera el favor en el futuro, todo por beneficio propio. Puedo continuar con muchas situaciones que me molestan constantemente pero se que usted a pasado por las mismas situaciones viviendo en la sociedad donde vivimos, gracias de nuevo por compartir.

JLGiles dijo...

Qué bueno que te gustó mi historia. En realidad es mucho más compleja pero creo que expreso ahí lo esencial.

Las religiones son pajas mentales. Si te funcionan, perfecto. Pero no me las impongas; (ni tampoco me digas que no me haga pajas).

Si no te funcionan, descártalas!

Anónimo dijo...

Muy buenos tus comentarios y muy respetados. Al igual que yo comparto tu forma de pensar. Me podras orientar en algun sitio donde encuentre lectura de este tipo, quiero alimentar mis conocimientos con esto del ateismo.
Saludos.

JLGiles dijo...

Si quieres tener una idea general del ateísmo y su historia, busca "Tratado de Ateología" de Michel Onfray.

Ultimamente se han escrito en inglés muchos ensayos sobre el tema. Incluso han salido bestsellers. Está "El espejismo de Dios" de Richard Dawkins, "Dios está en el cerebro" de Matthew Alper, "Dios no es bueno" de Christopher Hitchens. Tambien busca "Carta a una nación cristiana" de Sam Harris. Otro autor es Daniel Dennet. Todo esto es original en inglés (excepto Onfray), asi que si lees inglés, mejor.

No olvides "Por qué no soy cristiano" de Bertrand Russell. Es un clásico y super sencillo de comprender.

En filosofía también hay mucho. Están los diálogos de religión de David Hume, está Epicuro, Feuerbach, Hobbes, Baron d'Holbach. Pero creo que con los primeros que te di, ya tienes bastante pa empezar.

Suerte! Recuerda que puedes hacer cualquier pregunta por aquí, ok!

Anónimo dijo...

MMMM... buena píldora de pensamiento crítico, si señor, y muy diáfana. Soy estudiante de Filosofía, y buscando información acerca de posibles relaciones entre Hobbes y Feuerbach acerca de la idea de Dios, he acabado aquí leyendo tus disquisiciones.
Ateo como soy, sobretodo después de leer los "Principios de la filosofia del futuro" de Feuerbach, te quiero hacer una crítica: No has mencionado la vertiente oscura del ateísmo, a la que se llega cuando se comprende que, no habiendo posibilidad de vida eterna bajo la forma de una conciencia, se halla uno mirando de frente al abismo de la muerte. Me refiero al punto de inflexión en el cual uno se da cuenta de que uno no tiene mecanismos para entenderse "desaparecido de la realidad". He conocido a ateos que, llegados a este punto, han vuelto a creer, horrorizados ante lo irracional de la situación.
Me gustaría saber tu opinión al respecto, y si mi posición es oscura, no dudes en pedirme aclaraciones. ¡Salud!

JLGiles dijo...

Entiendo perfectamente tu comentario. Pero la extinci´on de la conciencia no me parece un hecho irracional, sino todo lo contrario. Irracional seria esperar que fuera eterna. Si antes de tener vida y nacer, no existia mi conciencia, al morir, al perder mi vida, es de esperar que esa conciencia desaparezca. Algo completamente natural. No me horroriza. No me hace falta buscar significado en la idea de alma inmortal. El significado de mi vida lo busco en cada acto que hago, en la musica, en el amor, el arte, el pensamiento.

No creo que hayan muchos ateos que se horroricen ante la idea que describes, y vuelvan a creer en dioses. Hasta la fecha no conozco ninguno.

Tambien habria que separar la idea de dios, de la idea de alma inmortal. Son asuntos separados. Los budistas originales, por ejemplo, creen en la inmortalidad del alma, pero son ateos.

Anónimo dijo...

Lamentablemente, todo lo que practicastes nada tiene que ver con si existe Dios o no. Puede que el dia que llegue la verdad sea bien pronto, pero sin remedio para recapacitar.

JLGiles dijo...

Para el último anónimo. Lamentablemente eres incapaz de leer el título de este post, y darte cuenta que el tema en discusión no es si existe Dios o no, sino COMO ME HICE ATEO y por qué.

Tu comentario suena a típica amenaza de teísta fundamentalista. Y con tus amenazas me limpio el culo. Y luego recapacitaré, y quizá te invite a una cerveza.

nanchohoy dijo...

Me gustó mucho su repuesta al anónimo,puntual, directa. Suficiente es defendernos de quienes nos ven "anormales", porque logramos descifrar el truco de los creadores de dioses (oscuras intenciones)